top of page

LA "CIENCIA DE LA INFORMACIÓN"

Como todo el equipo que formaba el CINU en la época, Antonia Reséndiz también se acuerda de la visita de Boutros-Ghali. “Es un actor, pensé”, confía con una sonrisa la bibliotecaria del CINU, ahora jubilada. “Pasó por la biblioteca, se quitó los anteojos, revisó las películas, se tomó el tiempo. Me felicitó. Era un hombre muy elegante”.

 

Cuando murió el sexto Secretario General de la ONU el año pasado, en febrero de 2016, se colocó la bandera de la ONU a media asta en la sede común de la ONU en México, en señal de duelo.

 

El primer día de Antonia en el CINU es un recuerdo difícil. “Llegué una sala inmensa y llena de cajas de documentos. Un escritorio de madera viejo, una silla, un teléfono de baquelita, una inmensa mesa de mosaico y gente muy seria”.

 

“No encontraba el hilo en este laberinto” cuenta. “Es una locura, me voy”, pensó. “Nadie se va ir” le contestó la nicaragüeña Thelma O’con Solorzano, la Directora del CINU en la época (1994-1998). “De ella aprendí que ‘todos somos la ONU. Soy Naciones Unidas’. Abrió el mundo para mí. Así es la ONU, te abre un camino”.

 

Antonia permaneció en el Centro por 26 años. Creó la biblioteca del CINU. Su trabajo: “que la gente sepa lo que hace la ONU, a través de la biblioteca”. Los miles de documentos del CINU encontraban su lugar en la biblioteca de Antonia. Una biblioteca pionera en la “ciencia de la documentación”, destaca con orgullo.

 

Ella nunca se ha separado de la carta de la ONU, que ha plastificado en un cuadernito de color cielo azul. “Le tenía muy cerca, algo me hacía sentir segura. Casi me la sabía de corazón”.

 

La biblioteca física del CINU, por la que a lo largo de los años pasaron miles de estudiantes e investigadores, cerró sus puertas en el inicio de 2017. Los tiempos cambian, hoy toda la documentación de la ONU se encuentra en Internet. Antonia prefiere no hablar de eso, pero reconoce que está contenta que eso se pasó después de su jubilación.

bottom of page